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En mi casa ya era tarde, comenzó a llover y ella no traía ni chamarra ni suéter. Le dije que se quedara hasta que la lluvia pasara, me miró y asintió con la cabeza. Comenzamos a charlar, pasaron horas de plática y cuando menos lo esperamos estábamos hablando sobre sus exparejas, nunca había estado con una chica, y yo, bueno, yo le traía muchas ganas. Ella me platico sobre como le gustaba que se lo hicieran, lento, pero firme. Pasó su mano por su cuerpo, provocandome, la miré, pasé mis ojos por su boca, su cuello y sus pechos, acostada en la cama la bese, pase mi mano por su cuerpo. Le tomé las manos, las llevé hacia arriba sujetándolas fuertemente, lamí mis dedos y se los metí, ella gimió, estaba tan mojada que no me costó trabajo. La bese toda, ya sin ropa, sin vergüenza, sin expectativas ... mi lengua recorrió todo su cuerpo. Ella no dejaba de gemir, la volteé y le di dos nalgadas fuertes, que hasta yo retumbe. Se veía que estaba disfrutando...

En la universidad, en mi clase de foto, conocí a una chica lesbiana con la cual me tocó hacer equipo en repetidas ocasiones. Al menos una vez por semana pasábamos todo el día juntas, hablábamos de mil cosas, entre ellas pues como era su vida, cómo descubrió su atracción por otras chicas, etc. Pero cada que ella contaba, yo me excitaba y era ley que cada martes por la noche me masturbara pensando en ella y en sus encuentros sexuales con otras chicas.

En una ocasión, estábamos comiendo en el comedor de la escuela, cuando de pronto llega mi novio, que casualmente también iba a comer y decide sentarse con nosotras. Lo cual me molestó porque era “día de estar con ella”. Me levanté para ir al baño para y disimular un poco la molestia. Al salir del baño estaba ella esperándome. No hubo necesidad de decir nada, me puso las manos en el pecho y me metió de nuevo al baño, Comenzamos a besarnos, yo estaba excitada como nunca antes, mientras chupaba mis pezones metió sus dedos en mi vagina. Estaba tan mojada que se deslizaron super rico y tal fue mi gemido que tuvo que taparme la boca para que no nos escucharan.

Bajó lentamente a mi vulva y comenzó la sesión de sexo oral más rico que he tenido desde entonces. Ese orgasmo hizo que mis oídos se taparan, me temblaban las piernas y una sensación de hormigueo recorría mi cuerpo.

No quería que ese momento terminara, pero oh sorpresa, mi novio ya había ido a buscarnos. Ella salió a decirle que tenía cólicos y por eso me estaba tardando, pero la verdad es que estaba en shock no creía lo bien y rico que la había pasado con mi “amiga”.